En estos momentos casi nadie escapa a las garras del desempleo, pero casi nadie habla de un colectivo que sufre especialmente las consecuencias, son las personas con discapacidad donde el paro supera ampliamente la media.
Para ellos encontrar un trabajo de calidad y digno, que les permita realizarse como personas es dificilísimo, más aun cuando se trata de mujeres, que sufren así una doble discriminación, y que la tasa de paro es de hasta 8 puntos superior a la de los hombres, pese a haber una legislación de igualdad e integración para estas personas , de nada han servido ni las buenas intenciones, ni la legislación.
Dos de cada tres personas con grado de discapacidad reconocida (581.000 personas) eran inactivas y tres de cada diez ( 244.600 personas ) estaban trabajando y digo estaban, por que son datos de hace unos 3 años con lo que la situación ahora es todavía mas dramática.
La Unión Europea con su estrategia envenenada sobre el empleo y en la de especialmente, el empleo y la discapacidad se ha fijado un plazo, nada más y nada menos que hasta 2020, para corregir ésta injusticia.
De nada sirve un documento ,un plan, si no se consiguen los objetivos para los cuáles se hizo la susodicha ley y para que estas personas, tengan las mismas oportunidades en un mercado de trabajo igualitario y digno.
Desgraciadamente ni el mercado laboral es igualitario, ni digno, donde las personas somos simples marionetas al servicio de unas empresas, para las cuales si que existen unas leyes de lo mas beneficiosas para sus intereses, donde la especulación, el miedo y los recortes de derechos son moneda de cambio.
